miércoles, 12 de octubre de 2011

Ángulo Muerto II




En la entrada del piso donde vivo ahora hay dos espejos que abarcan toda la pared, formando un ángulo de noventa grados. Las imágenes se proyectan de manera casi cubista en cuatro planos diferentes, aparentando que hay mucho más espacio del que en realidad hay.

Últimamente me paraliza pensar que con la vida ocurre justo lo contrario. Hay cuatro planos sobre los que todo se proyecta, dándole una grandiosidad a nuestra existencia que nos enlaza con desconocidos en una red de probabilidades ínfima. Pero nosotros sólo vemos uno. Es imposible tomar una decisión, ser uno mismo, ser inocente o culpable, ser juez. Me paraliza pensar que la mejor versión de mí mismo pueda llegar a perderte porque se escriba un mapa de casualidades desfavorables en los otros tres planos que no alcanzo a dominar. Pero aún más paralizante que esa realidad, encuentro aquella en la que no llego a tenerte nunca, exactamente por el mismo motivo.

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