Anoche estuve pintando un mapa de carreteras, porque de alguna manera tienes que encontrar una guía en estos tiempos tan oscuros, propios del dominio de Slytherin. Al volver sobre tus propios pasos es fácil detectar un patrón que se repite entre cruces, pasos de diferentes peatones y semáforos que se abren y se cierran. Y me di cuenta de que parte del peaje de estar vivo es no ver el final, porque nunca sabes cuándo te vas a encontrar por última vez con alguien, lo cual es una suerte. Nunca he creído en el disfrute de la última cena: es imposible sentir cuando estás tratando de atesorar segundo a segundo en tu memoria lo que estás viviendo bajo el conocimiento de que no vas a volver a vivirlo. Afortunadamente la vida no te da la oportunidad de despedirte, y donde unos ven una espina clavada eternamente yo veo un finiquito en la plenitud de una relación. El mejor ejemplo somos tú y yo sin duda: hace tiempo tuvimos un accidente en un cruce, conduciendo en direcciones opuestas. La colisión estaba perfectamente justificada, porque era la primera vez que pasábamos por allí y no conocíamos bien el barrio. Parecía que la serendipia nos rendía un homenaje en un primer contacto, hasta que llegó el momento de firmar los papeles del seguro y nos dimos cuenta de que seguros estábamos, pero no de las mismas cosas. Ambos pensamos que el que tenía que ceder era el otro, así es que volvimos a la charla agradable del principio para obviar la discrepancia y fuimos retomando la dirección que llevábamos sin despedirnos, sabiendo que a veces la perfección es incorrecta. Cuando paso por esa calle todavía recuerdo el ansia por ponerle un punto final a nuestro encuentro de manera oficial, pero hoy sé cual es el barrio que tú frecuentas y al compararlo con el mío me doy cuenta de lo irreconciliable de las posturas entre dos personas que no hablaban el mismo idioma, entre dos personas para las que "adiós" no significa lo mismo.
domingo, 23 de septiembre de 2012
Colisión
Anoche estuve pintando un mapa de carreteras, porque de alguna manera tienes que encontrar una guía en estos tiempos tan oscuros, propios del dominio de Slytherin. Al volver sobre tus propios pasos es fácil detectar un patrón que se repite entre cruces, pasos de diferentes peatones y semáforos que se abren y se cierran. Y me di cuenta de que parte del peaje de estar vivo es no ver el final, porque nunca sabes cuándo te vas a encontrar por última vez con alguien, lo cual es una suerte. Nunca he creído en el disfrute de la última cena: es imposible sentir cuando estás tratando de atesorar segundo a segundo en tu memoria lo que estás viviendo bajo el conocimiento de que no vas a volver a vivirlo. Afortunadamente la vida no te da la oportunidad de despedirte, y donde unos ven una espina clavada eternamente yo veo un finiquito en la plenitud de una relación. El mejor ejemplo somos tú y yo sin duda: hace tiempo tuvimos un accidente en un cruce, conduciendo en direcciones opuestas. La colisión estaba perfectamente justificada, porque era la primera vez que pasábamos por allí y no conocíamos bien el barrio. Parecía que la serendipia nos rendía un homenaje en un primer contacto, hasta que llegó el momento de firmar los papeles del seguro y nos dimos cuenta de que seguros estábamos, pero no de las mismas cosas. Ambos pensamos que el que tenía que ceder era el otro, así es que volvimos a la charla agradable del principio para obviar la discrepancia y fuimos retomando la dirección que llevábamos sin despedirnos, sabiendo que a veces la perfección es incorrecta. Cuando paso por esa calle todavía recuerdo el ansia por ponerle un punto final a nuestro encuentro de manera oficial, pero hoy sé cual es el barrio que tú frecuentas y al compararlo con el mío me doy cuenta de lo irreconciliable de las posturas entre dos personas que no hablaban el mismo idioma, entre dos personas para las que "adiós" no significa lo mismo.
viernes, 14 de septiembre de 2012
25
Un día atendí al profesor que me estaba dando clase hasta que éste me dio algo en qué pensar cuando comentó que si el ser humano tiene memoria es porque no tiene tiempo.
Ya tienes veinticinco, el cuarto de siglo. Ahora ya empiezas a estar más cerca de los treinta que de los veinte. ¿Qué tal te sientes hoy, un año más viejo? Consuélate con que aparentas más con esa perilla.
No te alteres, especie humana, que por mucho que se lo pongas fácil a mi misantropía con frases como esas el día de mi veinticinco aniversario, he decidido empezar a valorarte como lo que eres: un reloj parado. Por eso, hasta el más tonto de tus ejemplares tiene razón dos veces al día.
El ser humano tiene memoria porque no tiene tiempo. Quédate con eso.
Hace poco vi en un documental que, partiendo de la idea de que la división celular era finita, se podía estimar que nuestro cuerpo se renovaba por completo cada siete años. La persona que eres hoy no es la misma que la que eras hace siete años. De hecho si lo eres, porque no tenemos tiempo, así es que la vida te enseña lo básico y necesario durante tus primeros siete años, de manera metafórica, y a partir de ahí todo es renovación del mismo conocimiento, mas avejentado, maduro o velludo, pero al fin y al cabo, el mismo conocimiento.
Este jueves me levanté a desayunar y cuando mi madre me felicitó por mi cumpleaños le dije: "si, máma (imperativo del verbo mamar), "muchas felicidades" "muchas felicidades" pero la última vez que me trajeron el desayuno a la cama venía en un biberón", a lo que mi madre respondió: "hijo, no te agobies por cumplir veinticinco, porque sigues estando igual de tonto que siempre". Estupendo, mi madre y Jessica Lange ahí ahí.
Hay un montón de normas que llevas 25 años cumpliendo, siempre ha sido así hasta que un día te paras a cuestionarlas y te das cuenta de que ni si quiera sabes cuál es el sentido de la norma porque desconoces las consecuencias de incumplirla... Como muestra, un ejemplo que se me ocurre al azar es que un texto tenga que tener sentido...
Soy la persona menos constante que conozco. La mayoría de los proyectos que inicio se quedan sin terminar por miedo a que no sean lo que espero de ellos. Empecé un cuaderno tratando de llenar sus páginas de reflexiones nuevas, pero luego caí en la cuenta de que escribir sobre aprendizajes nuevos es imposible, porque todo lo aprendiste ya, durante tus primeros siete años de vida, lo que pasa es que no te acuerdas porque no te dió tiempo a memorizarlo, así es que la humanidad tiene que repetirte el mismo conocimiento universal cada doce horas. Felicidades Diego, tienes 25 años y, aunque creas que no lo has hecho nunca porque tus células no han parado de renovarse, sabes perfectamente cómo se desayuna en la cama.
sábado, 7 de julio de 2012
Obseso
Como pulsar el play por octava vez el mismo día sobre la canción que acabo de descubrir. I'll follow you until you love me. Porque va a aumentar mi atractivo cuando te lleguen notificaciones a todas tus redes sociales con mi careto anunciándote que te quiero seguir. Porque tu atractivo chillón chilla que eres todo lo que necesito para ser quien soy en mi imaginación. Y le haré una lipoescultura a mi perfil para convertirme en el tío perfecto para ti. Y ahora voy a investigar tus gustos para postearlos y que reconozcas públicamente que te gustan. Y me enteraré por dónde sales de fiesta para que nos encontremos casualmente. Y me conectaré desde "desconectado" para ver cuando fue la última vez que te conectaste sin que tu veas que me conecto (porque a ti te importan mucho mis conexiones). Y no entenderé por qué no estás respondiendo a mis solicitudes. Y ahora un toque, porque tardas en contestar y yo pertenezco a esa generación. Y otro toque. Y le preguntaré a algún amigo en común si las telecomunicaciones de tu zona se han caído o si has sido víctima de algún tipo de accidente automovilístico que te ha dejado en coma o sin brazos, porque tras mi comportamiento, no se me ocurre otro motivo al margen de estos dos para que no me respondas. Y el límite estará en la orden de alejamiento. Tienes 12 mensajes nuevos. Está canción va para tí, quién la lleva lo sabe. La ausencia de tu risa provoca la ausencia de mi risa. Here I am, once again, I'm torn into pieces. Nadie está entendiendo por lo que estoy pasando, tuvimos nada durante 17 horas y ahora se que jamás volveré a tenerlo. Bloquear usuario.
jueves, 15 de marzo de 2012
La vida de otro
Déjame que te hable de la segunda parte de tu segunda década. Déjame que te critique por haberte viciado a consolarte en el mal de muchos, porque ya no te funciona. Porque los 24 en adelante son el delta del río en el que has estado viviendo hasta ahora. Ya no hay un cuarto de la E.S.O esperándote para cuando acabes tercero, ya no hay un máster al final de tu carrera. Ahora lo único que hay es una desembocadura desde la que tu miras hacia los lados y no encuentras a tus amigos del recreo padeciendo las mismas putadas que tu. Porque hasta ahora tu biografía no había sido más que un calco del organigrama de tu compañero de pupitre y al llegar a los 24 eso ha perdido el sentido por completo. Te puedo hablar de compañeros de pupitre que llevan 5 años trabajando, de matrículas de honor en el proyecto de fin de carrera, de puestos senior, de me voy a vivir con mi pareja, de octavos años de carrera, de primeros años de carrera, de empresarios,...
Siempre he pensado que las ratas son unos animales injustamente desprestigiados. No podemos menospreciar a las ratas cuando todos tenemos algo en común con ellas. Yo siempre digo que comparto además con ellas su reacción ante el miedo. Y es que a mi el miedo me paraliza. Y así llevo de un tiempo a acá, paralizado por el pesimismo, por la duda. Paralizado por no saber cuál es la solución correcta, la fórmula que me lleve a obtener lo que creo que necesito. Paralizado esperando a que llegue una vida que no llega. Paralizado esperando a que llegue la vida de otro.
martes, 21 de febrero de 2012
Horas en el baño
Me gustaría citarme con un par de cantautores y hacerles algunas preguntas sobre eso que se oye en tantas canciones sobre dejar ir cosas. Dejar ir sentimientos, personas. Si la frase existe, si es pronunciada, imagino que surgirá de alguna experiencia que sería genial que compartiesen para que todos supiésemos cómo se hace eso. Hoy me estaba mirando al espejo dándome cuenta del poco poder que tenemos sobre nuestra propia existencia. Mi manera de peinarme es consecuencia del pelo que me ha tocado, mi manera de vestir es consecuencia del cuerpo que me ha tocado, mis temas de conversación son consecuencia de mis gustos y/o acontecimientos a mi alrededor. Es muy fácil encontrar un argumento que te lleve a entender que desde que te levantas hasta que te acuestas el numero de decisiones que tomas escuchando al criterio que dicta tu verdadera y más pura voluntad es igual a cero. Hoy me estaba mirando al espejo mientras decidía cerrar una puerta, y cuando fui a ello me di cuenta de que ésta estaba cerrada hace ya mucho tiempo sin que yo lo hubiera decidido.
martes, 31 de enero de 2012
En qué momento
Me confieso un enamorado de los mini-infartitos, ese chute desagradable de adrenalina que te recorre súbitamente el cuerpo cuando, por ejemplo, recuerdas que has olvidado algo en casa o te cruzas con alguien a quien quieres evitar. Y es que el mini-infartito tiene una función de alerta, un aviso de que algo va mal. Concretamente, a mi me salta el resorte cuando soy consciente del error. Los errores maceran en mi mente, tienen tres dimensiones para que yo pueda darles vueltas y vueltas, para que yo pueda intentar verlos como otra cosa que no son, para que yo me sitúe desde todas las perspectivas posibles y acabe concluyendo que los errores, errores son. Overthink, que dicen los angloparlantes. Lo cierto es que el bagaje a veces pesa tanto que te preguntas a ti mismo si mereció la pena la lección aprendida a cambio de cargar con el error. Entonces es cuando te das cuenta de que si pudieses deshacerte de ese bagaje, si pudieses resetear tu mente hasta olvidarlo por completo, te estarías llevando a ti mismo a volver a cometerlo. Gracias "Eternal Sunshine of the Spotless Mind".
viernes, 6 de enero de 2012
Retrovisor
Tengo un defecto de nacimiento (tengo 859) que se traduce en un trauma en el cuello que me obliga a mirar para atrás en las fechas señaladas. Por eso me levanté esta mañana más pendiente de lo que los reyes me trajeron el año pasado que lo que me iban a traer este... Estos son los momentos que aparecieron bajo mi abeto en el 2011..
Creo que ya te he contado que los expertos dicen que el balance de la vida es negativo en cuanto que la felicidad se supera y se disuelve con mayor rapidez que el drama, lo cual me lleva a preguntarme qué sentido tiene que sólo nos acordemos de los momentos más breves...
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