martes, 21 de febrero de 2012

Horas en el baño





Me gustaría citarme con un par de cantautores y hacerles algunas preguntas sobre eso que se oye en tantas canciones sobre dejar ir cosas. Dejar ir sentimientos, personas. Si la frase existe, si es pronunciada, imagino que surgirá de alguna experiencia que sería genial que compartiesen para que todos supiésemos cómo se hace eso. Hoy me estaba mirando al espejo dándome cuenta del poco poder que tenemos sobre nuestra propia existencia. Mi manera de peinarme es consecuencia del pelo que me ha tocado, mi manera de vestir es consecuencia del cuerpo que me ha tocado, mis temas de conversación son consecuencia de mis gustos y/o acontecimientos a mi alrededor. Es muy fácil encontrar un argumento que te lleve a entender que desde que te levantas hasta que te acuestas el numero de decisiones que tomas escuchando al criterio que dicta tu verdadera y más pura voluntad es igual a cero. Hoy me estaba mirando al espejo mientras decidía cerrar una puerta, y cuando fui a ello me di cuenta de que ésta estaba cerrada hace ya mucho tiempo sin que yo lo hubiera decidido.


martes, 31 de enero de 2012

En qué momento



Me confieso un enamorado de los mini-infartitos, ese chute desagradable de adrenalina que te recorre súbitamente el cuerpo cuando, por ejemplo, recuerdas que has olvidado algo en casa o te cruzas con alguien a quien quieres evitar. Y es que el mini-infartito tiene una función de alerta, un aviso de que algo va mal. Concretamente, a mi me salta el resorte cuando soy consciente del error. Los errores maceran en mi mente, tienen tres dimensiones para que yo pueda darles vueltas y vueltas, para que yo pueda intentar verlos como otra cosa que no son, para que yo me sitúe desde todas las perspectivas posibles y acabe concluyendo que los errores, errores son. Overthink, que dicen los angloparlantes. Lo cierto es que el bagaje a veces pesa tanto que te preguntas a ti mismo si mereció la pena la lección aprendida a cambio de cargar con el error. Entonces es cuando te das cuenta de que si pudieses deshacerte de ese bagaje, si pudieses resetear tu mente hasta olvidarlo por completo, te estarías llevando a ti mismo a volver a cometerlo. Gracias "Eternal Sunshine of the Spotless Mind".

viernes, 6 de enero de 2012

Retrovisor



Tengo un defecto de nacimiento (tengo 859) que se traduce en un trauma en el cuello que me obliga a mirar para atrás en las fechas señaladas. Por eso me levanté esta mañana más pendiente de lo que los reyes me trajeron el año pasado que lo que me iban a traer este... Estos son los momentos que aparecieron bajo mi abeto en el 2011..



































Creo que ya te he contado que los expertos dicen que el balance de la vida es negativo en cuanto que la felicidad se supera y se disuelve con mayor rapidez que el drama, lo cual me lleva a preguntarme qué sentido tiene que sólo nos acordemos de los momentos más breves...

domingo, 18 de diciembre de 2011

Todos locos



Estaba yo uno de esas noches en que duermes con una cosa al lado y te lo estás pasando tan bien que prolongas hasta bien entrado el día siguiente. Entre pelea y pelea, hubo un momento que decidimos cambiar de ring y seguir con la lucha en la bañera. Fue entonces cuando surgió un contratiempo que salí a solucionar ignorando que cuando volviese, iba a abrir la puerta para ver a la cosa duchándose y sonriéndome de una manera pluscuamperfecta. Sin saber exactamente por qué, al encontrarme esa escena tuve uno de esos microsegundos en que te saltas un latido. Uno de esos en los que se te pasan pensamientos por la cabeza que no has visto venir, dos millones de frases súper rápidas que acaban en un: qué afortunado soy ahora mismo y cómo es posible que esta persona haya conseguido que quiera darlo todo por ella.


Límpiate la pota y sigue leyendo.


Una de las muchas cosas que aprendí en mi microsegundo es que la primera diferencia entre la felicidad y la desgracia es que la felicidad nunca se puede ser predicha. Y en mi afán de destripar teorías populares hoy me veo obligado a apuntar con el dedo a todos los que afirman que están solos porque es mejor que estar mal acompañado, porque toda la gente esta loca. Lo gracioso es que todo el mundo dice que todo el mundo esta loco. Estas navidades te voy a regalar una tiza para que traces una línea entre los locos y los cuerdos y así me aclares qué es más disfuncional: estornudar dos veces en la primera cita o rechazar a alguien por hacerlo. Porque si te hablo de cómo era la cosa que estaba esperándome en la ducha alucinarías, y sin embargo eso no impidió que me haya hecho adicto a esos malditos microsegundos. 

domingo, 27 de noviembre de 2011

Las tortugas ninja





Y me reitero en la idea de la bendita ignorancia. Porque si todo en este mundo se pudiese comprar con dinero, yo atesoraba los días en los que me quejo del mal funcionamiento de la línea uno de metro como si esa fuese la mayor de las desgracias que pudiese pasarme y pagaría por volver a ellos. Hay un punto entre la adolescencia y lo que viene después en el que pasas de huir de la rutina a abrazarla con ansia, un día en que se te acaba el peterpanismo de manera forzada: resulta que el cuento no es como te lo habían contado porque no es factible conseguir que tu existencia orbite como tarea principal en matar al dragón y besar a la princesa. Se te acaba el peterpanismo cuando te toca vivir esa circunstancia en la que te preguntas a tí mismo qué cojones hago yo aquí y por qué no tengo otra elección.

Por eso mismo me regurgito cuando oigo por enésima vez tu teoría de la coraza, el caparazón, las capas de la cebolla o lo que c*** te apetezca llamarle esta vez. Cada vez que le cuentas a alguien lo guay que eres por lo difícil que te resulta establecer relaciones de verdadera confianza con el resto debido a los muros que la vida te ha forzado a levantar, estás escribiendo en tu frente la palabra capullo. La mentira esta tan trillada que la gente se ruboriza al oírla. El único problema que tienes es que estás tan desesperado por exponerte a una vida que no llega, que tratas de que no sea tan obvio lo vulnerable que eres, "inventándote" semejante patochada. Y en esa adicción a la sensación de que podemos controlar todo lo que nos pasa, lo único que conseguimos es que el impacto con la realidad sea más fuerte. Madura un poco, anda, capullo.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Everytime he closed his eyes





Paradise. 

Creo en las señales, porque es divertido. Porque es divertido imaginar que el mundo confabula a tus espaldas, poniéndose de acuerdo para enseñarte, para sembrar ideas en tu cabeza, para inspirarte, con la paciencia que requiere repetirte la lección las veces necesarias. Vaya teatrillo tenéis montado, no creáis que no me he dado cuenta. El planeta identificó la pieza que faltaba y esta semana tuvo que venir una conocida actriz a interpretar una obra que ya había visto recientemente pero a la que no le había atendido demasiado bien. El talento de esta intérprete es herencia de su madre, de la que aprendió a representar una pieza que te transporta a un lugar protegido donde eres invulnerable, donde se juega a la generosidad con las luces apagadas, porque cuanto más grande es, menos la ves. 

Así es como ha dejado de tener sentido quejarme de esta ciudad o ninguna otra... Porque la moraleja de este teatrillo es que nuestro lugar está donde está la gente que te quiere. Supongo que el apátrida que tituló este blog quiso hacer referencia sin ser muy consciente de ello a el tiempo que perdemos buscando lo que queremos hasta que lo que nos quiere nos encuentra a nosotros. Lección aprendida, ahora a esperar a la siguiente señal.



jueves, 10 de noviembre de 2011

La Universidad de la Calle



Orange y Movistar han estado jugando con mi línea de internet (y con mis sentimientos en definitiva, que todos los días en cuanto me despertaba iba corriendo al router a ver si habían venido los Reyes Magos) durante una semana, pero no te preocupes, porque cuando vaticiné este hecho prometí cincelar toda la materia carne de blog, y así lo hice. Aquí van las dos cosas que he aprendido estos días en las calles:


Número uno (palito): la gente me mira. Guiberfucker. Lejos de "El Secreto" y lo que te cuenta tu amiga la guapa de la que todos van detrás, soy la prueba viviente de que la belleza es una actitud. No me preguntes dónde está la magia en esta situación porque no puedo explicarte claramente la relación que existe entre que te mires al espejo y te gustes, y que el efecto se propague a medida que te mueves por la ciudad como si llevases un desodorante mágico. Lo que si puedo explicarte es que la parte más difícil de que tu presencia agrade a los demás es agradarte a ti mismo, y te aviso desde ya que eso es algo que va más allá de lo físico.
Pero el diablo está en los detalles, dicen los ingleses. La contrapartida del dominio de este superpoder es que si la belleza se te huele entre los poros, lo mismo pasa con la fealdad, la pobreza, la envidía o el egoísmo. Todas las actitudes son perceptibles a niveles que no podemos imaginarnos por eso (aquí enlazo con "la tarea del héroe" que me cuadra de maravilla) no me cansaré de repetirte que tengas cuidado con lo que piensas y sientes, no sólo con lo que haces, porque todo ello lo llevas escrito en la cara.


Número dos (palito palito): 'simple' no es un adjetivo peyorativo. Hace poco tiempo hablaba con un amigo italiano ante el que siempre me he mostrado un poco escéptico (a veces es muy italiano) y cuando no pude evitar comentarle mi asombro ante lo rápido que se estaba embarrando en una relación nueva me dejó con el culo torcido cuando me respondió: "sólo necesito tres cosas en esta vida para ser feliz: a toilet, a bed and a job". Mucho me temo que madurar se basa en sostener tu felicidad sobre cosas sencillas: es menos cool a la hora de abarcar conversaciones en la sobremesa, pero es mucho más práctico a la hora de sobrevivir. ¿Sabes esta gente "fiestera" que critica mucho a sus amigos cuando al tener pareja dejan de salir tanto de juerga y pasan más tiempo en casa? Esa gente quiere una relación con especial ahínco.